Tocada y Hundido

Sentirse deprimido/a es uno de los problemas más frecuentes por los que las personas buscan ayuda profesional y si no fuera por lo que se está cociendo, podríamos decir que la depresión es la gran pandemia del siglo XXI. Según datos de la OMS, más de 300 millones de personas la sufren en el mundo, pudiendo desembocar, en los casos más graves, en el suicidio.
La depresión no puede ser explicada ni comprendida al margen de nuestra historia personal y de nuestras circunstancias. Para que nos entendamos, la depresión es el resultado de cómo me va la vida.
A veces podremos identificar “lo que me pasa” fácilmente, por ejemplo, quedarse sin trabajo, perder a un ser querido, o romper con la pareja, pero otras veces los problemas son mas sutiles o más difusos en el tiempo, soledad, estrés, fracasos repetidos, metas no logradas, aspiraciones abandonadas o asuntos no resueltos, que unido a nuestro particular y especial modo de responder ante las dificultades que se nos presentan, nos llevan a la situación en la que estamos. Tristeza, apatía, desesperanza, culpa… sentimientos que nos atormentan y de los que no estamos a salvo ni siquiera aunque tengamos la suerte de llegar cómodamente a fin de mes, de que nuestro equipo haya subido a primera o de que hayamos pasado de mil seguidores en Instagram.

La terapia de Activación Conductual, de probada eficacia para la depresión, avalada por estudios e investigaciones de la más alta calidad científica, indicada incluso para la depresión severa, útil en la prevención de las recaídas y una alternativa a la medicación antidepresiva, valida a la persona enredada en su sufrimiento, haciéndola capaz de salir de la situación en la que se encuentra, reenganchándose a la vida, orientándola a la acción, a sus valores y a proyectos vitales significativos.

Viajeros/as en el tiempo

La mayoría de nosotros tenemos una “mente” con la asombrosa habilidad de hacernos sentir como viajeros en el tiempo. En ocasiones nos arrastra continuamente hasta cualquier tiempo pasado que fue mejor, para restregarnos que la vida que ahora tenemos es decepcionante o se empeña en que revivamos una y otra vez esos momentos duros que nos ocasionaron sufrimiento, o esos en los que fracasamos o en los que no tomamos las decisiones acertadas. Tampoco es extraño que nos veamos empujados hacia el futuro y quedemos atrapados en imágenes de terribles desgracias, donde nos vemos, enfermos y viejos, arruinadas y solas (vamos nada que envidiar a uno de esos dramones de antena 3), hasta el punto que esto nos genera tanta angustia como si esto fuera verdad verdadera y estuviera sucediendo aquí y en este preciso momento.

No parece quedarnos otra solución para poder continuar con nuestras vidas, que tratar de quitarnos todas estas imágenes negativas y pensamientos catastróficos de la cabeza, de la misma forma que me quiero quitar un jersey de lana porque me pica, encontrándonos con el desagradable y decepcionante resultado de que mientras más “no quiero pensar en algo” con más intensidad lo pienso.

Estos problemas u otras dificultades pueden dar lugar a que nos sintamos bloqueados o a que nuestra vida no vaya por donde quisiéramos, a pesar de haber intentado encontrar una solución o de habernos esforzado intensamente.

En estas situaciones, la terapia psicológica, de manos de un profesional adecuado, puede ayudarnos a, “a cambiar el chip” encajar dolor, a encontrar nuestro camino, a ponernos en marcha y a vivir una vida que nos merezca la pena.

Yo no busco ser feliz

Todas las personas queremos tener sentimientos felices, experimentar satisfacción y alegría, pero la palabra felicidad encierra una gran paradoja. La paradoja reside precisamente en que la búsqueda de la felicidad, la obsesión por “sentirse bien” el perseguir tener únicamente sentimientos positivos y agradables, puede ser más un problema que un buen propósito en la vida y puede llevarnos precisamente a un mayor sufrimiento.

Porque lo cierto es, que esta vida, aunque nos traiga momentos placenteros y estados positivos, tarde o temprano también nos va a traer sentimientos desagradables como la tristeza el miedo o la rabia. Podemos perder personas a las que amamos, experimentar rechazo, crisis o decepciones y de una manera u otra vamos a experimentar pensamientos negativos, recuerdos tristes y momentos de frustración.

El momento social que vivimos, cargado de incertidumbre, con el miedo, la preocupación y la ansiedad, como compañeros de camino y formando parte de nuestras existencias, es buena prueba de ello.

Las terapias contextuales y de manera más concreta la Terapia de Aceptación y Compromiso van mucho más allá de la búsqueda de la felicidad de manual, que vende métodos con la promesa de llenar nuestra cabeza solo de imágenes bonitas y pensamientos positivos, (cual teletubbie, que diría yo) o que pretende garantizarnos el éxito en la vida a base de repetirnos a nosotr@s mism@s “chica, tu vales mucho”. ¡Ojalá fuera tan fácil! Por el contrario estas terapias se centran en los valores, y en construir una vida rica y llena de sentido. Esto conlleva la aceptación de lo que no podemos cambiar, ponerse en camino, avanzar en una dirección que valoramos y que para nosotros merece la pena, con el compromiso de actuar a pesar del malestar, haciéndole sitio al dolor y aprendiendo a manejarlo.

Desde esta perspectiva, los sentimientos y emociones negativas tienen sentido y no quieren decir que algo funciona mal en nuestra cabeza, sino que más bien son el resultado de lo que nos pasa, de nuestra relación con el mundo. Como terapeutas, esto significa que nuestro objetivo debe ser ayudar a las personas con las que tratamos a no huir de sus propias emociones, a mostrarse abierto a las propias experiencias, a ser más flexibles, a tener un horizonte hacia el que dirigirse, a plantearse metas, a plantarles cara a la vida aun cuando nos muestra su cara más dura y amarga, tratando a pesar de esto de vivir una vida comprometida, plena y valiosa.

Declaración institucional con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres

Comunicado del Grupo de Trabajo de Psicología e Igualdad de Género

En este 25 de noviembre, manifestamos nuestro total rechazo a cualquier forma de violencia física, psicológica o sexual, ejercida contra las mujeres, a la vez que deseamos trasladar nuestra solidaridad y apoyo a las familias y personas allegadas de las víctimas de esta terrible lacra que acumula más de 800 mujeres asesinadas desde 2003.

Desde agosto de este año se reconoce por primera vez a las hijas e hijos menores de mujeres que sufren violencia de género con el estatus de víctimas, un paso importante que debe traducirse en medidas de protección con urgencia. En 2015, ocho menores fueron asesinadas y asesinados a consecuencia de la violencia machista, de los cuales están pendientes de confirmación cinco casos en investigación. Ocho víctimas a las que hay que añadir 39 nombres más de menores huérfanas y huérfanos que perdieron a su madres a manos, en muchos casos, de sus propios padres.

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Las heridas invisibles del maltrato psicológico – Día Universal del Niño

Como cada año, el 20 de noviembre, se celebra el Día Universal del Niño, fecha en la que la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959. Es un día para llamar la atención sobre la situación de los niños más desfavorecidos, dar a conocer los derechos de la infancia y concienciar a las personas sobre la importancia de trabajar día a día por su bienestar y desarrollo.

Con motivo de este día, Infocop ha querido hacer una reseña sobre los resultados de un importante estudio publicado en la revista Psychological Trauma: Theory, Research, Practice, and Policy, que advierte de que los niños que han sido maltratados psicológicamente sufren consecuencias iguales o mayores que los que han sido abusados física o sexualmente.

Cada año millones de niños sufren algún tipo de maltrato, generalmente perpetrado por uno de sus progenitores, un familiar u otro cuidador adulto. El maltrato psicológico es un ejemplo de esos abusos, aunque es el más difícil de detectar.

El maltrato psicológico implica un patrón repetido del cuidador o un incidente grave, que conlleva que el menor sienta que no vale nada, que no es deseado o querido, se siente despreciado, explotado o que no se atienden sus necesidades. Este tipo de abusos provocan una brecha en la relación de apego del niño con su cuidador, que hace que el niño no se sienta seguro y le impide un desarrollo normal de sus capacidades esenciales como son la regulación de las emociones, la autoaceptación, la autoestima o la autonomía. Es importante tener en cuenta que el maltrato psicológico es distinto que una crianza negligente.

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La Psicología Forense en la Ley Orgánica del Poder Judicial

Desde el primero de octubre, entra en vigor la Ley Orgánica 7/2015, de 21 de julio, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial. Esta reforma incluye por primera vez mención a los psicólogos forenses que desde hace más de 30 años prestan servicios para la Administración de Justicia en Juzgados de Menores, Familia, Vigilancia Penitenciaria o Institutos de Medicina Legal, entre otros destinos.

La primera cita a los psicólogos aparece en su Preámbulo. Se produce en el importante marco de su actuación en la lucha contra la violencia de género para asegurar:

 “… la asistencia técnica y profesional por parte de los equipos adscritos a la Administración de Justicia, en especial, en el ámbito de los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses, que podrán estar integrados por psicólogos y trabajadores sociales para garantizar entre otras funciones la asistencia especializada a las víctimas de violencia de género.

Puede destacarse el cambio de denominación de los Institutos de Medicina Legal (IML) a Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses, reconocimiento al carácter multiprofesional de estos Institutos. Según el Preámbulo de la Ley:

“También como novedad se establece que los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses contarán con unidades de valoración forense integral, de los que podrán formar parte los psicólogos y trabajadores sociales que se determinen para garantizar, entre otras funciones, la asistencia especializada a las víctimas de violencia de género y doméstica, menores, familia y personas con discapacidad. Asimismo, dentro de estos Institutos podrán integrarse el resto de profesionales que integran los denominados equipos psicosociales, esto es psicólogos, trabajadores sociales y educadores sociales, que prestan servicios a la Administración de Justicia, incluyendo los equipos técnicos de menores; con todo ello, se refuerza y garantiza su actuación.”

La filosofía que anuncia el Preámbulo, queda reflejada en el artículo 479 que define las funciones de los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses y que en su punto tercero añade además que los psicólogos:

“… tendrán formación especializada en familia, menores, personas con discapacidad y violencia de género y doméstica. Su formación será orientada desde la perspectiva de la igualdad entre hombres y mujeres.

Lamentablemente el texto no recoge la obligatoriedad de contar con la figura del psicólogo en todos los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses o en las mencionadas unidades de valoración integral, pero sí que merece mención especial el punto sexto del mismo artículo en el que sí que se establece su papel dentro del marco procesal y su dependencia de Jueces y Fiscales, con plena garantía de ejercer sus funciones con completa independencia científica y profesional:

“En el curso de las actuaciones procesales o de investigación de cualquier naturaleza incoadas por el Ministerio Fiscal, el personal destinado en los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses estará a las órdenes de los Jueces y Fiscales, ejerciendo sus funciones con plena independencia y bajo criterios estrictamente científicos.”

Los psicólogos forenses tienen larga experiencia en el trabajo multiprofesional en los Equipos Técnicos de las Fiscalías de Menores o en los Equipos de Familia, pero la Ley constituye un acicate para explicitar la formación que deben cursar para tales desempeños, o su inserción en la estructura de los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses con la aspiración legítima de que se creen las correspondientes secciones de psicología forense a su cargo, y la del ya anunciado Consejo de Psicología Forense, para impulsar la psicología forense y como órgano consultivo de la Administración de Justicia.

Se puede consultar el documento completo en el siguiente enlace:

 

Ramón Vilalta Suárez

Fuente: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=5877&cat=52

Los padres que quieran hijos felices tendrán adultos esclavos de los demás

Para el filósofo Gregorio Luri, buen conocedor del mundo educativo, y autor de «Mejor Educados» (Ariel), es mucho más sensato enseñar a nuestros hijos a superar las frustraciones inevitables que hacerles creer en la posibilidad de un mundo sin frustraciones. Luri, además, es especialmente crítico con aquellos que desean hijos felices. «Primero, yo creo que lo que hay que hacer es amar a la vida, no a la felicidad. Y no se puede amar a las dos al mismo tiempo. Porque la felicidad solo se puede conseguir jibarizando a la vida. Es decir, por medio de la idiocia. Además, no creo que existan los niños felices». Así lo asegura el ensayista navarro para quien la infancia no solo no es feliz, sino que suele ser una edad «terrible».

La vida es muy compleja. Otra cosa es que pueda haber momentos de gran alegría en la infancia. Pero también puede haberlos diez minutos antes de tu muerte. Eso sí, teniendo también claro que no queremos hijos infelices y que lo contrario de la felicidad no es la infelicidad

—A cualquier padre que se le pregunte responde que quiere un hijo feliz. Y es abrumadora la sobreoferta de obras de psicología y de noticias que indican el camino más corto para llegar a la felicidad.

—A esos padres les pediría que abrieran los ojos y que me dijeran qué ven. La vida es compleja, llena de incertidumbres, y con un sometimiento terrible al azar. Estoy empezando a pensar que hay un sector de educadores postmodernos que se han convertido en el aliado más fiel de la barbarie, que lo que hacen es ocultar la realidad y sustituirla por una ideología buenista, acaramelada, y de un mundo de «teletubbies». Personalmente, me resultan más atractivas la valentía y el coraje de afirmar la vida. Tenga usted un hijo feliz y tendrá un adulto esclavo, o de sus deseos irrealizados o de sus frustraciones, o de alguien que le va a mandar en el futuro. Personalmente, me resulta mucho más atractiva la valentía, el coraje de afirmar la vida. Algo que ha sido, por otra parte, la gran tradición occidental desde Homero hasta hace dos días: Querer a la vida a pesar de que esta es injusta, tacaña, austera. No querer a la vida porque encontramos la forma de diluirnos todos en un acaramelamiento que hasta me parece soez. Ahora la felicidad se entiende como un recorte de las aspiraciones.

Tampoco queremos hijos infelices.

—En absoluto, eso sería de juzgado de guardia. Hay que tener claro que lo contrario de la felicidad no es la infelicidad, es la realidad. Hay que asumir la complejidad del mundo. Como seres humanos nuestro deber no es ser felices, es desarrollar nuestras capacidades más altas. Y la felicidad es una ideología que milita contra esto. ¿Por qué? Por la simpleza de nuestros teóricos, que nos llevan a una felicidad en cursivas. Procure que sus hijos no sean infelices, y después enséñeles la realidad, a sobrellevar sus frustraciones, a sobrellevar un no. Estamos creando niños muy frágiles y caprichosos, sin resistencia a la frustración, y además convencidos de que alguien tiene que garantizarles la felicidad. Y si alguien no se la garantiza, se encuentran ante una desgracia metafísica. Porque cuando nuestros hijos salgan al mercado, la sociedad no les va a medir por su grado de felicidad, sino por aquello que sepan hacer, que es exactamente lo que se le pide a las personas con las que nos relacionamos. Cuando vamos al dentista, no nos importa que sea feliz, sino que sea profesional en lo que hace. Si necesitamos un fontanero, querremos que sea eficiente, rápido, y a ser posible barato. Hombre, si es amable, mejor. Pero desde luego no vamos a valorar si es un fontanero feliz. Además, me parece muy sano que nuestras relaciones sociales, especialmente con los desconocidos, no estén mediadas más que por su profesionalidad, sin necesidad de estar pendientes de la emotividad.

—En su libro «Mejor educados» tiene un capítulo que reza:

Desconfíe del profesor que quiere hacer feliz a su hijo.

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El Gobierno aprueba que la Licenciatura en Psicología se equipare a nivel 3 (máster) de MECES

El pasado viernes 4 de septiembre, el Consejo de Ministros aprobó la equiparación del título de Licenciado en Psicología al nivel 3 del Marco Español de Cualificaciones para la Educación Superior (MECES).

Tal y como informamos hace unos meses en Infocop, la Dirección General de Política Universitaria había iniciado el procedimiento para la determinación de la correspondencia de los títulos universitarios de Licenciado con los niveles de MECES –que clasifica la formación en 4 niveles: nivel 1 (técnico superior), nivel 2 (grado), nivel 3 (máster) y nivel 4 (doctor)- , con el fin de promover la movilidad de la educación superior en Europa.

A tal efecto y respecto a la delimitación de la correspondencia del título de Licenciado en Psicología, el pasado mes de julio, el Consejo de Universidades y la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y de Acreditación (ANECA) entregaron al Ejecutivo diferentes informes en los que proponían que dicho título debería corresponderse al nivel 3 (máster), coincidiendo con la valoración que ha venido haciendo el Consejo General de la Psicología y que, en repetidas ocasiones, ha puesto en conocimiento del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

La aprobación de este Acuerdo, en el que el Gobierno muestra su conformidad con la valoración realizada por estas instituciones, implica que, una vez que se publique en el BOE, los Licenciados en Psicología serán reconocidos con formación de nivel de máster, lo que, si bien no convalida con la posesión de una titulación de máster, les permitirá optar a puestos de trabajo o programas de formación en los que se requiera dicho nivel de titulación (correspondiente al nivel 3 de MECES y al nivel 7 del Marco Europeo de Cualificaciones).

Fuente: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=5813&cat=44 | Acuerdo por el que se determina el nivel de correspondencia al Nivel del Marco Español de Cualificaciones para la Educación Superior del Título Universitario Oficial de Licenciado en Psicología